2 de mayo de 2012

Dirigido a todos los poderes públicos de nuestro Pais

El Defensor del Paciente quiere denunciar los abusivos, inhumanos y crueles recortes en la sanidad pública.
 
Según el art. 43.1 de la Constitución española se reconoce el derecho de los ciudadanos a la protección de la salud. Y, por su parte, el art. 53.3 de nuestra Carta Magna establece que este reconocimiento vincula la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos.

De ahí se deriva que la Constitución no hace diferencias entre ciudadanos de primera o de segunda o de tercera. Habla del derecho a la protección de la salud, sin hacer ningún tipo de distinción entre ciudadanos españoles o emigrantes, o entre emigrantes legales o ilegales. Por consiguiente, en primer lugar, es inconstitucional de que la sanidad pública se limite sólo a los ciudadanos españoles y emigrantes “con papeles” y se deniegue a los emigrantes “sin papeles” (con alguna miserable excepción).

En segundo lugar, resultan inconstitucionales aquellas leyes o reales decretos leyes o sea cuál sea el soporte normativo utilizado, que restrinjan lo que claramente manda el art. 43.1 de la Constitución: el derecho a la protección de la salud. Entonces si es así, ¿qué clase de protección a la salud se dispensa cuando se deniega a un paciente la prestación de una prótesis que le es necesaria, a menos que tenga dinero para pagarla? La Constitución no dice que se reconoce el derecho a la protección de la salud de los adinerados o solventes. Cuando habla de protección a la salud está hablando de todos, absolutamente todos, españoles o emigrantes, adinerados o pobres, como no podía ser menos. Porque, antes de nada, en el art. 14 de nuestra Constitución se dice que todos somos iguales ante la Ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Así pues, si no se puede hacer discriminación porque lo prohíbe la Constitución, ¿a santo de qué vienen todos estos recortes injustos, inhumanos y crueles en la protección a la salud? ¿Es que hay “saludes” más prestigiosas que otras? ¿Es que hay que ser, en este país, banquero, político o rey para tener garantizado este derecho básico? Ahora, por lo visto, sí, llegándose a situaciones tan extremas y vergonzantes como las que nos llegó a la Asociación hace poco de que a un paciente con colostomía (ano artificial) se le denegaba una simple bolsa de plástico para su ano artificial por los dichosos recortes. ¿A dónde iremos a parar? ¿O es que hay que ir a suplicarle a la Merkel porque nuestros políticos ya no se pueden bajar más los pantalones? Si es así, habrá que ir pensando en estudiar la Constitución alemana y olvidarnos de una Constitución española que sólo se aplica en época de bonanza económica (y aún).
 
Carmen Flores (presidenta)

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